Campaña eterna: el “método Orozco” para acumular poder mientras el Congreso espera

Política04/11/2025 Política electoral
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En la política argentina hay quienes asumen su banca para legislar, y quienes la toman como un trampolín para el próximo escalón. María Emilia Orozco, diputada nacional y senadora electa por La Libertad Avanza, viene demostrando con disciplina quirúrgica que su prioridad no es la tarea parlamentaria sino el territorio, la selfie en el interior profundo y la construcción personal de poder para 2027.

En los hechos —más allá de los slogans libertarios sobre “casta” y “trabajo”-, Orozco ya no actúa como legisladora nacional: actúa como candidata permanente. Lo que debería ser presencia institucional se volvió gira proselitista; lo que debería ser trabajo en comisiones se convirtió en recorridas, reuniones privadas con intendentes, visitas a escuelas, centros vecinales y cámaras empresariales. Todo, convenientemente registrado para redes, donde la narrativa es siempre la misma: “estar donde está la gente”. Sí, está donde está la gente, pero no donde están las leyes, los debates y las responsabilidades que asumió frente a la Nación.

Mientras su ficha en el Congreso acumula ausencias y baja actividad legislativa, Orozco ya se mueve como referente aprovincial con aspiraciones ejecutivas. En una Salta repleta de dirigentes que hace años juegan a la sucesión y al posicionamiento, ella eligió acelerarlo todo: Milei ganó, su nombre tomó vuelo y decidió que la ola no era para surfearla sentada en un bloque parlamentario sino recorriendo pueblos para construir hegemonía libertaria propia. La pregunta entonces es inevitable: ¿A quién representa ahora Orozco?

Porque Salta no votó una promotora de marketing político ni una precandidata a gobernadora clandestina. Votó a una legisladora, y el Congreso, a diferencia de una cuenta de Instagram, no perdona los silencios ni las ausencias. La función no es posar: es legislar.

Hablar de “acumular poder” no es exageración ni mala leche. Es descripción. La diputada-senadora electa opera en todos los frentes: estructura territorial, vinculaciones con sectores de poder local, presencia mediática y alineamiento vertical con Nación. Construye como quien sabe que el 2027 está a la vuelta de la esquina y que Salta, sin liderazgo ordenado dentro del oficialismo nacional, es un terreno fértil.

En un clima donde Milei exige a los suyos austeridad política y rendimiento institucional, Orozco avanza a ritmo propio. Monta su proyecto a plena luz del día, sin rubor y sin esconder la ambición. Puede hacerlo, claro, pero el costo es evidente: mientras acumula capital político, la banca que le pertenece acumula polvo.

Salta ya tuvo dirigentes que usaron sus cargos nacionales para mirar hacia la Casa de Gobierno provincial. Algunos ganaron, otros se perdieron en la niebla. La historia local es generosa en ejemplos y muy avara en paciencia. La rosarina está apostando. No es ingenua: sabe que en la Argentina actual la representación es volátil y la confianza es un bien escaso. Por eso recorre, abraza, promete, construye. Y deja en claro que lo hace para sí, antes que para los salteños que la enviaron al Congreso.

La política es legítima ambición, sí, pero también es responsabilidad. Y cuando una banca nacional se convierte en plataforma de campaña personal, el discurso contra la casta deja de ser épica y queda en evidencia como lo que es: más de lo mismo.

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