El Reino Unido propone convertir nuestras Malvinas en un "campo de concentración" para inmigrantes

Política17/12/2025 Provocación y deshumanización
Islas Malvinas

En un nuevo alarde de cinismo colonialista, una propuesta surgida desde el corazón del poder británico ha encendido las alarmas y el repudio generalizado. Andrew Gilligan, exasesor de los primeros ministros Boris Johnson y Rishi Sunak, sugirió utilizar las Islas Malvinas —territorio argentino bajo ocupación ilegal— como un gigantesco centro de detención y procesamiento para inmigrantes que llegan al Reino Unido a través del Canal de la Mancha.

La propuesta, cargada de una crueldad que recuerda a las épocas más oscuras del imperio, busca instalar un campamento "estilo australiano" junto a la base militar de la Royal Air Force en el archipiélago. El objetivo no es otro que el destierro perpetuo: enviar a personas que huyen de crisis humanitarias a una zona inhóspita, donde permanecerían de forma indefinida hasta su regreso o su muerte, sin posibilidad alguna de pisar suelo europeo.

Un plan con tintes de guerra y desprecio

Gilligan, aplaudido por la derecha británica más rancia, no oculta sus intenciones: quiere construir una base similar a Camp Bastion, el complejo militar levantado en plena guerra de Afganistán. Según su visión, las Malvinas son el lugar "ideal" por ser una zona de turba barrida por el viento, lo suficientemente lejos de la civilización británica para que los inmigrantes entiendan que nunca serán parte de su sociedad.

Este plan no solo representa una violación sistemática de los derechos humanos al proponer un régimen de encierro austero y sin horizonte de ciudadanía, sino que constituye una nueva afrenta a la soberanía argentina. Al pretender decidir sobre el uso del suelo de nuestras islas para instalar depósitos de personas, el Reino Unido reafirma su postura de ignorar las resoluciones de la ONU y profundizar su presencia militar y administrativa en el Atlántico Sur.

El "sueño" de la segregación

Mientras la ministra del Interior británica, Shabana Mahmood, diseña políticas de asilo, los sectores más duros exigen que las Malvinas se conviertan en una cárcel a cielo abierto. Con apenas 3.000 habitantes y una superficie comparable a Irlanda del Norte, la propuesta de Gilligan transformaría la fisonomía de las islas en un presidio modular de dormitorios colectivos.

Esta iniciativa deja al descubierto la peor cara del conservadurismo británico: una mezcla de xenofobia extrema y arrogancia colonial. Pretender que los migrantes vivan en las islas "hasta que fallezcan" es, lisa y llanamente, una condena al olvido en territorio usurpado, una maniobra que Argentina debe denunciar con firmeza ante todos los organismos internacionales.

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