23 de septiembre: Día Nacional de los Derechos Políticos de las Mujeres

General23/09/2025RamiroRamiro
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Argentina conmemora la conquista histórica del voto femenino: la Ley N° 13.010, promulgada en 1947 e impulsada por Eva Perón, que reconoció a las mujeres el derecho a votar y a ser votadas, ejercido por primera vez en las presidenciales de 1951. Una fecha para recordar la larga lucha colectiva que abrió las urnas —y la vida pública— a la mitad del país.

Desde la Ley Sáenz Peña (1912), el voto secreto y obligatorio fue patrimonio exclusivo de los varones mayores de 18 años, argentinos nativos o naturalizados. La sanción del sufragio femenino en 1947 quebró esa frontera legal y simbólica: amplió la ciudadanía e inauguró un horizonte de representación que había sido postergado.

La consigna por el voto de las mujeres venía madurando desde principios del siglo XX. Sufragistas, socialistas y anarquistas —en sintonía con los debates europeos— crearon entre 1900 y 1910 asociaciones y centros que articularon la agenda de derechos: Unión y Labor para el Progreso Femenino y la Protección del Niño, Asociación de Universitarias Argentinas, Centro Feminista de Buenos Aires, Liga de Mujeres Librepensadoras; además de las Agrupaciones Femeninas Sufragistas, el Centro Socialista Femenino, el Comité Pro-sufragio Femenino, el Centro Femenino Anarquista y el Partido Feminista Nacional.

En paralelo, el camino parlamentario fue tenaz pero esquivo: proyectos en 1919, 1932, 1933, 1934, 1935, 1938, 1939 y 1942 naufragaron una y otra vez. Como recuerda Julia Rosemberg en Eva y las mujeres: historia de una irreverencia (2019), la inserción institucional de las mujeres fue tardía pese a una participación política de larga data.

Evita, la política y el tejido de lo colectivo

El triunfo de Juan Domingo Perón en 1946 reconfiguró el escenario. En los meses de campaña y tras la victoria, Eva Duarte desplegó una acción territorial y comunicacional inédita: recorrió fábricas y barrios, fortaleció la “ayuda social” y construyó un vínculo directo con las mujeres —sobre todo de los sectores populares— a las que definió como “compañeras”, “descamisadas”, “mujeres de pueblo”. En esa trama, género, clase y acción colectiva se potenciaron como motores de ciudadanía.

Ya en el gobierno, Perón incluyó el voto femenino en su Primer Mensaje al Congreso, dentro del Plan Quinquenal. Evita empujó la iniciativa desde múltiples frentes: con legisladores, delegaciones femeninas y centros cívicos; en radio y prensa. El 9 de septiembre de 1947, una multitud de mujeres se concentró frente al Congreso para exigir la aprobación del proyecto enviado por el Poder Ejecutivo. Tras dos jornadas de debate, la ley fue aprobada y promulgada semanas después.

“Cuántas somos y dónde estamos”: el padrón que faltaba

Reconocido el derecho, había que garantizar su ejercicio. El Partido Peronista Femenino organizó un censo nacional para construir el padrón electoral de mujeres con la consigna “Cuántas somos y en dónde estamos”. Durante más de cuatro años, censistas recorrieron el país para convertir la letra de la ley en práctica ciudadana. En 1951, las mujeres votaron por primera vez en elecciones presidenciales.

El 23 de septiembre no es solo una efeméride: es una memoria activa sobre cómo se conquistan derechos. Organizaciones, debates públicos, insistencia legislativa y movilización popular convergieron para abrir las urnas. Recordarlo hoy es, también, preguntarnos por la calidad de esa representación, por la participación real en los espacios de decisión y por las nuevas agendas de igualdad, porque la democracia se fortalece cuando reconoce a todas y a todos —y cuando ese reconocimiento se convierte en voz, voto y presencia efectiva.

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