Médicos del Garrahan presentaron denuncia penal por la crítica situación del hospital

General27/05/2025 Salud en jaque
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La crisis en el sistema de salud pública argentino sumó un nuevo capítulo esta semana cuando médicos del Hospital Garrahan, uno de los centros pediátricos más importantes de Latinoamérica, presentaron una denuncia penal ante la Justicia para advertir sobre el colapso funcional que atraviesa la institución.

La presentación, realizada por representantes del personal médico, detalla graves faltantes de personal especializado, condiciones laborales cada vez más precarias y salarios por debajo del nivel de subsistencia, todo lo cual, afirman, pone en riesgo la atención y la vida de miles de niños y niñas que dependen del hospital.

“Trabajamos con recursos al límite, cobrando sueldos indignos y sosteniendo un hospital que no puede funcionar así por mucho tiempo más”, señaló una de las médicas firmantes, bajo reserva de identidad. La denuncia responsabiliza directamente al gobierno nacional por una política de desfinanciamiento sostenido que afecta la operatividad del hospital y su capacidad de retener profesionales altamente calificados.

Un Estado ausente en salud pública

La denuncia judicial no es solo un acto desesperado, sino también un gesto político: marca un quiebre en la paciencia del personal de salud frente a lo que consideran un abandono deliberado por parte del Estado nacional. Desde el recorte en transferencias, pasando por la falta de actualización presupuestaria, hasta la indiferencia frente a los reclamos gremiales, el diagnóstico es claro: el gobierno ha dejado de priorizar la salud pública.

Lejos de representar un caso aislado, la situación del Garrahan se replica en otros hospitales públicos del país, donde los trabajadores de la salud sostienen la atención con esfuerzo personal, mientras se multiplican las renuncias, las guardias vacías y las listas de espera interminables.

Una sociedad que también mira para otro lado

Pero no todo el peso recae sobre la política. Para muchos médicos y trabajadores, la indiferencia social también duele. “Parece que ya naturalizamos que los hospitales públicos se caigan a pedazos, que los médicos trabajen como esclavos y que los pacientes esperen meses por una cirugía. El problema es que, cuando les toque, ya va a ser tarde”, advierte uno de los jefes de servicio.

La denuncia del Garrahan, más que un trámite judicial, es una señal de alarma nacional. Detrás de cada guardia sin cubrir o cada quirófano cerrado, hay un niño sin tratamiento, una familia desesperada, un derecho vulnerado. Y una sociedad que, por acción u omisión, sigue tolerando lo intolerable.

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