
Vecinos de El Encón denuncian situación "insostenible" por contaminación de granjas de gallinas y chanchos
General15/07/2025 Denuncia
La paciencia de los vecinos de El Encón, en los barrios aledaños a las grandes granjas de gallinas ponedoras, llegó a un límite. Cansados de la proliferación extrema de moscas y ratas, los malos olores y la constante contaminación ambiental, exigen soluciones urgentes a una problemática que arrastran desde hace al menos seis años.
La situación actual es crítica. Familias enteras reportan que la contaminación ha escalado a niveles "extremos", haciendo prácticamente imposible actividades tan básicas como comer o beber dentro de sus propios hogares. "Dejas en la mesa un vaso descuidado con algo dulce y en minutos se llena de moscas", relató una vecina del Barrio San Antonio a este medio.
El problema no es nuevo. Desde hace años, los vecinos han realizado múltiples denuncias, incluso con intervención judicial de por medio, pero la falta de acciones concretas y el incumplimiento de compromisos previos mantienen a la comunidad en una situación desesperante. Ni los dueños de las empresas productores hacen caso a la justicia, ni el sistema judicial presiona a los empresarios a cumplir con la normativa vigente.
Justicia teórica
La raíz del conflicto, según los denunciantes, radica en el mal manejo de las heces avícolas y la presunta práctica de quema de basura de los gallineros durante la noche, lo que agrava la contaminación del aire y el ambiente. Hace seis años, un vecino ya había denunciado a una de las granjas, cuyo propietario, Juan Francisco Paris, había solicitado en 2019 un plazo de cuatro años para reubicarse, aduciendo dificultades económicas y falta de planificación municipal. Sin embargo, ese plazo ya venció y la situación de los barrios aledaños no ha cambiado.
La granja mencionada, se encuentra instalada dentro del barrio y a tan solo media cuadra de la comisaría, del puesto sanitario y el jardín de infantes estatal. No solo las familias soportan el hedor, sino que también quienes asisten a vecinos y vecinas de la zona en el cumplimiento de sus derechos básicos, lo hacen en estas condiciones.
Los vecinos de El Encón reclaman la intervención definitiva de las autoridades para garantizar su salud pública y mejorar sus condiciones de vida, pidiendo que se tomen medidas eficaces para controlar y mitigar el impacto ambiental y sanitario de estas producciones ya que los riesgos se incrementan.
Riesgos que son problemas
Familias que viven cerca de los gallineros explicaron a este medio que los riesgos por tener cerca criaderos se han convertido en una realidad material. Una vecina de la zona comentó a este medio que en diversas ocasiones, desde que vive a 70 metros de un gallinero, contrajo salmonella y tuvo que ser internada por ello.
La comunidad además se encuentra alerta ya que es una constante la multiplicación de insectos y roedores en la zona. Fumigar y tener gatos en casa, no alcanza para combatir la enorme atracción que estos seres sienten por las heces de los animales en producción masiva.
Quienes residen en la zona, denuncian además que los malos olores son una constante diaria. Hay días en que el mal olor se sostiene durante muchas horas y en días soleados se intencifica. El aire, sostienen los vecinos de la zona, es tán espeso a veces que puede contener partículas finas de heces, plumas, piel, alimento y microorganismos, además de gases tóxicos y hedores.
Son muchos los propietarios que han elegido vender sus casas y terrenos, postergando o desmotivando sus sueños de vivir en la zona, ya que la justicia no ha impulsado soluciones definitivas ni los medios de control se acecan a la zona a corroborar las denuncias de los vecinos.
Ahora es un problema
Los centros productivos de este tipo, dicen profesionales ambientales, se convierten en un problema cuando se encuentra cerca de viviendas sin la separación adecuada. Hay quienes firman que la siembra de plantas alrededor del gallinero son una posible solución a la contaminación, más no hay control sobre estos cuidados.
La granja de J.P. Paris, ha sembrado plantas de caña de azucar morada alrededor de sus centros productivos, pero como no son nativas, además de ser debiles, mueren la mayor parte del año, siendo perenes solo en la epoca estival del verano. Una supuesta solución que solo dió vida a nuevos nidos de roedores como cerco de los gallineros.
La granja que se encuentra sobre el final del barrio, a diferencia de la del propietario J.P. Paris, no posee ningún resguardo y desde la vereda se puede ver a pocos metros la producción de gallinas. La misma, expresan los vecinos, además produce chanchos en las mismas condiciones del otro lado del terreno.
La clave para una solución efectiva es un enfoque integral que combine la responsabilidad de los productores con una fuerte regulación y fiscalización estatal, y una participación activa de la comunidad afectada.


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