La “pobreza inflada”: la UCA cuestiona el triunfalismo del Indec

General26/09/2025 Las mismas prácticas que aborrecían
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El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA encendió una luz roja sobre el último informe de pobreza publicado por el Indec, que celebró una caída inédita de 21 puntos porcentuales en apenas un año, del 52,9% al 31,6%. Para el prestigioso centro académico, la baja existe, pero está “sobrerrepresentada” por factores técnicos y metodológicos que distorsionan el verdadero alcance del fenómeno.

El comunicado reconoce que la estabilización macroeconómica y la desaceleración de la inflación generaron un alivio social palpable, pero advierte que los números oficiales esconden trampas estadísticas. En primer lugar, la Encuesta Permanente de Hogares mejoró la captación de ingresos, lo cual es un avance técnico, pero rompe la comparabilidad con las series históricas y genera la impresión de que los ingresos actuales son mucho mayores que antes.

En segundo lugar, la línea de pobreza sigue calculándose con canastas básicas diseñadas en 2004-2005, totalmente ajenas al brutal impacto que tuvo en 2024 la suba de tarifas y precios regulados sobre el presupuesto de los hogares.

El diagnóstico es lapidario: mientras el Gobierno se abraza a un relato de éxito, los indicadores siguen midiendo con reglas viejas y métodos que alteran la fotografía social. El resultado es un “triunfalismo estadístico” que puede vender titulares, pero que deja en la sombra los problemas estructurales de exclusión laboral, desigualdad y precariedad que siguen vigentes.

La UCA reclamó al Indec que actualice las canastas de consumo y que transparente el efecto de los cambios metodológicos sobre las series históricas. Solo así —señala— se podrán construir indicadores consistentes, capaces de mostrar los avances reales sin ocultar las deudas pendientes.

La pobreza bajó, sí. Pero el relato oficial se infla con números viejos y maquillajes técnicos que terminan diciendo más sobre la urgencia política del Gobierno que sobre la realidad de millones de argentinos. En otras palabras: con estadísticas dibujadas se gana tiempo, no dignidad.

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