Libertarios en guerra: la interna que fractura a La Libertad Avanza en Salta

Política26/09/2025 Interna feroz
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La promesa libertaria de orden y pureza política en Salta se deshilacha a pasos agigantados. El espacio que alguna vez se presentó como la encarnación de la “nueva política” hoy exhibe una pelea interna feroz marcada por lealtades a dos figuras nacionales que concentran poder y resentimientos: Karina Milei y Santiago Caputo.

En el centro de la escena provincial aparecen dos nombres propios: la diputada nacional y candidata a senadora María Emilia Orozco, alineada con “la Jefa”, y Rodrigo Quinteros, concejal electo que responde a Caputo y al armado local de Carlos Zapata. Lo que parece un simple choque de egos es, en realidad, la traducción salteña de una interna mucho más profunda: la fractura entre la hermana del presidente y el estratega que hasta hace poco era el cerebro electoral de Javier Milei.

La chispa inicial se encendió en Buenos Aires, cuando Karina desplazó a Caputo del armado de listas, marcando su supremacía dentro de la Casa Rosada. Pero la tormenta se desató con los hechos de corrupción que hoy pesan sobre la secretaria presidencial: Caputo los usó como munición pesada para limar la figura de la todopoderosa hermana del presidente. La grieta libertaria se consolidó y, como era previsible, se exportó a las provincias. En Salta, esa herida ya sangra.

La disputa entre Orozco y Quinteros no solo se libra en los pasillos partidarios: tuvo episodios públicos de tensión. En el marco de una actividad política, la diputada se dirigió al concejal electo, mediante WhatsApp con una soberbia que no pasó inadvertida, marcando jerarquías y dejando claro que no lo considera su par, sino un subordinado. Ese gesto arrogante, lejos de ordenar, profundizó el malestar y dejó en evidencia que las diferencias ya no son solo de alineamientos nacionales, sino de estilos de conducción.

Mientras Orozco intenta sostener su candidatura con el aval directo de Karina, Quinteros se posiciona como la carta de renovación que responde al ala caputista Las Fuerzas del Cielo. El resultado es un espacio roto, donde cada sector se desmarca del otro y la militancia de base se pregunta qué queda de aquel proyecto que prometía combatir la “casta” pero que hoy reproduce sus mismas miserias.

La ausencia de Javier Milei en Salta confirma el cuadro de debilidad. Ámbito adelantó que el presidente prepara recorridas por provincias claves —Santa Fe, Mendoza, Buenos Aires y un cierre en Córdoba—, mientras que su entorno sueña con sumar Corrientes, Chaco y San Juan. Salta no aparece en ese mapa. Un vacío elocuente que desnuda la irrelevancia política en la que ha caído el libertarismo local, atrapado en disputas intestinas que lo alejan del electorado.

El espacio que supo inflamar el voto bronca hoy se consume en una guerra intestina, donde la ambición personal vale más que la construcción política. Y en esa decadencia, Orozco se erige como símbolo perfecto: la soberbia de una dirigenta que se mira al espejo del poder mientras su espacio se desgasta y su proyecto se desangra.

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