¿Feliz 2024?: Un DNU inconstitucional vigente y nuevas viejas luchas

Causando todo tipo de repercusiones, el presidente Milei besa animosamente a su novia, la humorista Fátima Flórez, en su último show en Mar del Plata. Días antes, el electo estuvo en la mesa de Mirtha Legrand y la “Chiqui” eligió utilizar un vestido negro, de brillo y luto, para entrevistarlo; el mismo que usara en la Navidad de 1990, en un mano a mano con el ex presidente Carlos Menem.

General 31/12/2023 Peperina
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A la par, como una Argentina antagónica, millones de argentinos ven a través de sus televisores y pantallas de celular reproducir numerosas veces el beso presidencial y mientras tanto, piensan en comprar el pan dulce del 31. En ese momento, la postal de la espectacularización de la política y la construcción de una imagen virtual, mientras es otro el escenario real, se clarifica. Los diciembres en Argentina tienen algo especial, una memoria histórica sobre un hecho que parece ser cíclico, que parece que vuelve, permanentemente. Para bien o para mal, todos sienten que algo llega, que algo se avecina, que algo pasará ¿Cuál es la Argentina que se viene?

El DNU de Milei, malos augurios para el 2024

Sin ninguna medida judicial que lo pueda detener o una cautelar que pueda impedirlo, desde el 29 de noviembre rige el polémico Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023 que modifica más de 300 leyes en Argentina, con el foco principalmente en la desregulación de la economía. Se trata del primer paso en la hoja de ruta para un nuevo país, el del proyecto libertario. A ese puntapié se suma la Ley Ómnibus y otros proyectos que tendrán un arduo debate legislativo enero. 

En diálogo con El Tintero, el abogado constitucionalista Sebastián Aguirre Astigueta, advirtió que desde el análisis jurídico de lo que se avecina en el país, “se van a multiplicar exponencialmente los pleitos, argumentándose la inconstitucionalidad de las medidas que toma el presidente, que son flagrantes en la demasía, en el maximalismo, porque va por todas las instituciones”. Agregó que esto repercutirá también en el poder judicial, ya que este gobierno nacional “va a sacar decisiones desfavorables a sus intereses” y advirtió que probablemente, hasta instalarán el concepto de “casta judicial”. “Pero desde la justicia va a venir la reacción frente a todas estas medidas declarando inconstitucional lo que el presidente está haciendo”, remarcó Aguirre Astigueta.

“Espero que la Corte Suprema de Justicia y la Nación realmente asuma su rol institucional, tome casos rápidamente y nos diga a los argentinos si estos decretos son o no son inconstitucionales, que yo entiendo que siguiendo su jurisprudencia, lo tiene que decir, lo debe decir y entonces va a significar también eso una crisis institucional”, analizó el letreado. Esto ocasionaría que Milei se quede “sin posibilidad de implementar sus alocadas políticas, decaería su apoyo político y posiblemente existan pedidos de juicio político contra él”, aseveró sobre esta crisis institucional.

“Lamentablemente son malos augurios para el 2024”, afirmó el abogado, pero rescató como “valioso” que “la gente va a luchar por sus derechos, que es lo que corresponde”. “Se espera un contexto de gravísima crisis económica social, con mucha protesta en las calles, con mucha reacción social frente al empobrecimiento generalizado. Creo que va a haber mucha represión y desde lo económico el país va a entrar en una en una recesión tremenda”, anticipó el constitucionalista.

¿Y qué pasa abajo?

“A medida que se avanza en la interpretación de la Ley Ómnibus y en el estudio de las medidas de lo que el presidente pretende sacar por DNU, no hay ninguna que tienda a favorecer los intereses de las grandes mayorías”, lamentó Nicolás López, referente de Patria Grande. Los movimientos populares organizan a los excluidos hace varios años, la resistencia a la adversidad ya es su línea política hace un largo tiempo, pero el próximo año, anticipan que profundizará las desigualdades existentes.

“Es un proyecto de desmantelamiento de la soberanía en todos los frentes”, aseveró el dirigente. El punto, aseguró, radicará en la “reacción popular”, la de “la gente común que está empezando a darse cuenta que, por un lado, les mintieron y por otro, las premoniciones que teníamos algunos compañeros sobre lo que podía llegar a ser un gobierno de Milei y Macri, lamentablemente se cumplen. Y en algunos casos, son peor de lo que esperábamos”, afirmó.

Para López, jugará un rol central esa “herencia de lucha, que ha sabido ser vanguardia en nuestra región”, por eso, confía “en la capacidad organizativa histórica de los trabajadores y trabajadores en nuestro país” y que, de hecho, es la que ha sabido construir un Estado presente que “posibilitó que el crecimiento y el ascenso social de muchas familias”. Ese tejido social, es el que según López, se está desintegrando con las medidas económicas actuales, y que requiere volver a reconstruirse a través de un proyecto que evite grandes costos a las generaciones que vienen. 

“Como dice Juan Grabois, tenemos que poner nuestras fuerzas a construir espacios colectivos multisectorial y multipartidarios para poder frenar este avasallamiento a nuestros derechos, a la democracia, a la soberanía nacional”, resaltó el dirigente, quien no se desmarcó que asumir “la responsabilidad de Unión por la Patria”.

Para el militante no sólo ataca a los sectores más vulnerables, sino también “a los trabajadores y sus derechos, a los sectores productivos”. Es ese sector que ha distinguido por décadas la composición argentina, que por momentos ha crecido y por otros, mermado, pero siempre latente, para marcar la diferencia en el termómetro social: la clase media.

¿Y los del medio?

Aunque Milei centró su campaña amenazando con que “la casta política pagaría el ajuste”, resultó que la casta era la clase media. Esa eterna negada a su condición, refugiada principalmente en el espacio de Juntos por el Cambio, decidió darle su 30% al proyecto libertario, antes de que “sigan gobernando los peronistas”. Confiada en que “a mi ningún gobierno me dio nada”, o el “yo voy a seguir trabajando igual”, un profundo odio a los de abajo y una mirada aspiracional sobre su condición económica, pensó que el ajuste no lo sentiría. En Argentina, las clases medias son los de la administración pública, algunos comerciantes, pymes, maestras y policías. Son el grueso, que vacila en un dilema existencial.

El filósofo José Pablo Feinmann supo retratar bien la interpretación ontológica del clasemediero, cuando dijo: “La clase media no quiere ser lo que es, quiere ser clase alta. Y la clase media no quiere ser clase pobre… Tiene terror a ser pobre”. Es decir, quiere ser algo que nunca va a ser y tiene miedo de ser algo que no es, pero puede ser, explicó el reconocido escritor.

Lo interesante es el rol que juega en las crisis argentinas, lo que parece olvidar y repetir cíclicamente. Y así lo sintetizó Feinmann, quizás una profecía anunciada a los tiempos que se vienen: “Cuando la derecha arroja a la clase media a la pobreza, la clase media se une a los pobres. Entonces surgen los gobiernos populistas y la clase media está contenta… hasta que recupera su nivel adquisitivo. Cuando lo hace, la clase media se harta de gobiernos populistas y se une a las clases altas, algo que quieren denodadamente. Pero cuando se une a las clases altas, la vuelven a hundir en la pobreza y así vuelven los gobiernos populares”.

Estamos viviendo una nueva reconfiguración de la política argentina, donde la incertidumbre habilita a imaginar cualquier escenario. Quizás estemos viviendo un nuevo viejo momento en el círculo virtuoso de la historia argentina, donde como un presagio, nuevamente las clases medias repitan el mismo cuento. Tal vez, desde el gobierno de Mauricio Macri en 2015 -y quizás, los últimos de Cristina Kirchner-, el país haya ingresado en una etapa de crisis y recesión, que avizora sus últimos años para un nuevo resurgir ¿peor?, ¿mejor? Si la historia se repite, nuevamente, quedará en manos de ese gran medio definir de qué lado encontrará su encauce.

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