Micro ciudad: El mercado San Miguel
Con más de cien años de historia, el Mercado San Miguel ha sido testigo de la evolución de Salta y se ha convertido en un reflejo de su cultura y tradiciones. Desde frutas frescas y exóticas, hasta especias aromáticas y productos regionales; este mercado ofrece una amplia variedad de alimentos y productos típicos. Sus pasillos están llenos de colores, olores y sonidos que invitan a explorar cada rincón. También alberga puestos de artesanía local y es un refugio de tradición, cultura y sabores auténticos. Por Inés López Barros
15/07/2023A veces me gusta ir al Mercado San Miguel, voy por gusto, no por necesidad. Más allá de que es un buen lugar para hacer algunas compras interesantes o convenientes, me gusta perderme en sus pasillos como quien va en búsqueda de algo que llame la atención, al encuentro de una serendipia. Es un lugar que, a mi parecer, es bastante peculiar, y no es lo mismo que el mercado de otros lugares.
Aprovecho para señalar que el mercado es un punto clásico a visitar cuando viajo a otra ciudad. Visitar el mercado de una ciudad es importante, porque en él se congrega el popurrí de olores, esencias, colores, sabores y personas que construyen la sociedad que son, y que incluso muchas veces se excluye. En lo personal, no conoces la esencia de una ciudad si no visitaste su mercado. Por eso me animo a recomendar visitar el mercado de los lugares que habitamos o visitamos.
Se dice que son lugares peligrosos y que hay que andar con cuidado, es la primera advertencia, pero desde mi experiencia mentiría si dijera que alguna vez me han robado en los lugares donde certifican que te van a robar. De hecho, a modo de compartir con ustedes una intimidad censurada, las únicas veces que me han robado o ventajeado han sido desde sectores más altos y de poder, esa gente que muchas veces goza de una etiqueta gratuita de "gente de bien" y qué sé yo.
Pero, para no desviarnos del tema y volviendo a lo que vengo a contarles, hace unos días estuve deambulando por el Mercado San Miguel de nuestra ciudad, lo que me puso a reflexionar que es como una microciudad dentro de nuestra ciudad. Quizás es como un "salteño" mayor, que visto desde adentro está hecho de frutas frescas, plantitas, condimentos variados y sabores, santería y paganismo, variedad de cositas, y mi preferida: pizza con picante. La muy promocionada pizza del mercado. ¿Qué tendrá que ver la pizza con un "salteño"? No voy a responder eso porque no lo sé, pero puedo defender esta primicia, porque los puestos de comida del mercado han sabido, a lo largo de muchos años, hacer una pizza "al paso" que en lo más básico de su receta, que no tiene nada de especial, y sin embargo es diferente. Y sin que haga falta dar más detalles, casi todos sabemos de qué estoy hablando. No se trata de una "sobrevaloración" frente a otras recetas o lugares para comer pizza, no... solamente es una pizza con identidad. Esa pizza se come solo en el mercado, en el Mercado San Miguel.
¿Podría catalogarme como fundamentalista de la pizza del Mercado San Miguel? ¡Sí, lo soy! Pero el mercado no es solo "comer pizza", y otra de sus cuestiones que me gustan mucho, son los puestos de santería y paganismo. Aquí hay "para creer en todo o reventar". Si prestas atención a estos puestos, son muy intensos, porque lo religioso va muy de la mano con lo emocional, la fe. La fe, que si bien da para hablar largo y extenso, entre muchas cosas que es, es también una fuerte conexión emocional con un deseo o necesidad. Tenemos fe en que algo va a ocurrir, algo que deseamos, o que no va a ocurrir algo que no deseamos, y ese algo, a su vez, nos moviliza emocionalmente.
Es por esto que esos puestos, con imágenes, representaciones, santos, figuras, estampitas, velas y colores, me hacen pensar en las diferentes situaciones por las que una persona, en su vulnerabilidad total, llega a estos puestos con su fe a cuestas, buscando una ayuda para su deseo o necesidad. Y es fuerte, es fuerte conectar con ese sentir. Entonces, miro el mercado, me detengo a mirarlo de verdad y pienso en las diferentes situaciones que ocurren dentro de él, en quienes lo visitan y en quienes pasan el día completo ahí adentro trabajando y vivenciando las historias que se esconden entre sus puestos.
Así, el Mercado San Miguel se convierte en una micro ciudad que refleja la diversidad y la vitalidad de una sociedad, la nuestra, y sobre todo una realidad, que es muy sano no perder de vista.Es un lugar donde convergen los sabores, los aromas y las historias de sus habitantes.
Pero esta diversidad y vitalidad son elementos fundamentales que deben estar presentes en toda la sociedad. Una ciudad verdaderamente próspera y enriquecedora es aquella que abraza a todas las personas que la componen, sin importar su origen, su cultura, su religión o su posición económica, y en esto solo el mercado San Miguel es el punto fijo donde ese abrazo se puede sentir.
Por esto nunca deja de ser necesario conectar cada tanto con esa parte de salta que somos, y abrazar nuestra esencia, con toda su diversidad y nuestra historia.