Caso Cordeyro: pericias a fondo, escena blindada y cero margen para el humo

Con especialistas federales en siniestros, un can detector de hidrocarburos y la escena del cerro Elefante sellada desde el rastrillaje del jueves, la investigación por la muerte del excomisario Vicente Cordeyro pisa el acelerador: hay reconocimiento del cuerpo, autopsia preliminar, secuestro de indicios claves y cadena de custodia reforzada. Los rumores sobran; lo que valen son las pruebas.

La Unidad Fiscal especializada informó que este jueves se reunió con la familia de Cordeyro para comunicar avances concretos. Antes, con la presencia del médico propuesto como perito de parte, se tomaron muestras y se relevaron indicios que ya están camino al laboratorio. Con acuerdo de los familiares, el cuerpo permanece en Tanatología Forense del CIF hasta que terminen las pericias y lleguen los informes: menos show, más ciencia.

El informe preliminar de autopsia aporta un dato duro: las prendas del excomisario tomaron contacto con el incendio registrado en el cerro Elefante. El cuerpo presenta quemaduras superficiales que no tendrían incidencia en la causa de muerte. Traducido: el fuego estuvo, pero no explica el final. El resto deberá decirlo la química, la biología y la criminalística, no los micrófonos.

En paralelo, la escena habla. Se incautaron una soga, una botella, una etiqueta de bebida alcohólica de venta libre, un encendedor y un teléfono celular parcialmente derretido. Además, aparecieron elementos amorfos y calcinados —cierres, carretes, remaches y correas— que podrían corresponder a la mochila que Cordeyro llevaba cuando fue captado por última vez. Todo será cotejado y peritado: si coincide, se cierra un vacío clave del timeline.

El despliegue técnico es de manual. En el lugar trabajan integrantes de la Unidad Fiscal, del Cuerpo de Investigaciones Fiscales y criminalística de fuerzas federales especializadas en escenas de hecho y siniestros. Se suma un can entrenado para detectar hidrocarburos: si hubo acelerantes, los va a cantar. Objetivo: un abordaje integral y la liberación de la zona sólo cuando la evidencia esté a salvo.

¿Y la escena? Blindada. El acceso al cerro Elefante está restringido de manera absoluta desde que se activó el operativo de rastrillaje el jueves. Preservación estricta, sin intervención externa, cadena de custodia intacta. En tiempos de operadores ansiosos y “voceros” de WhatsApp, la fiscalía apuesta a una verdad incómoda para el show pero imprescindible para la Justicia: primero los datos, después los relatos.

Lo que viene (sin marketing):

• Pericias de laboratorio sobre ropa, soga, encendedor, botella y restos presumibles de la mochila.
• Análisis del celular derretido (recupero de información si es posible).
• Informe ampliado de autopsia y química forense.
• Cotejos y reconocimientos de elementos secuestrados.

Picante pero simple: con la escena cerrada, el fuego no tapa la verdad; la expone. Y si la evidencia encaja, las conjeturas se quedan sin combustible.