
La tregua incómoda entre el IPSS y el Círculo Médico: plata, presión y un sistema al borde del colapso
General25/11/2025 Arreglo en puerta
La relación entre el Instituto Provincial de Salud de Salta y el Círculo Médico volvió a exponer, una vez más, la fragilidad del sistema de salud provincial. Lo de hoy no fue una solución: fue un respiro forzado. Una tregua incómoda sellada a las apuradas para evitar que la crisis escalara aún más y dejara a miles de afiliados en una virtual orfandad sanitaria.
Tras días de tensión, suspensión del crédito, culpas cruzadas y un silencio incómodo de las autoridades, el conflicto pareció “desactivarse” con dos movimientos simultáneos: el IPSS anunció el pago de la deuda que mantenía con los profesionales y, en paralelo, el Círculo Médico levantó la suspensión de atención. Pero detrás del tono amable de los comunicados oficiales hay un trasfondo más crudo: el instituto estuvo al borde del default con sus propios prestadores, y los médicos se plantaron porque ya no estaban dispuestos a financiar, con su trabajo, el déficit del sistema.
El Círculo Médico informó que, tras una reunión con funcionarios del Gobierno, se “alcanzó un acuerdo” para conformar una mesa de diálogo que permita avanzar hacia “un nuevo convenio con previsibilidad”. En otras palabras: quieren reglas claras, pagos en tiempo y forma, actualización de aranceles y una relación que deje de ser un juego permanente de desgaste. La propia presidenta del Círculo, Adriana Falco, sintetizó la situación como “un paso adelante pensado en el bienestar de los afiliados, la comunidad y los profesionales”. Traducido: sin plata y sin previsión no hay crédito, y sin crédito el sistema se cae.
Desde el Gobierno, en tanto, salieron a acelerar los tiempos. El comunicado del IPSS confirmó el pago de “los montos adeudados” y aseguró que la transferencia ya fue remitida, en lo que parece un intento desesperado por contener el conflicto antes de que se transformara en un escándalo político. Recién con ese dato, el Círculo anunció el levantamiento de la suspensión. El mensaje implícito fue claro: si no pagan, se corta; si pagan, se sigue.
El problema es que este mecanismo de parches periódicos se volvió la norma en Salta. Cada vez que el IPSS acumula deuda, los médicos amenazan con suspender servicios; cada vez que los médicos frenan, el Gobierno corre a apagar el fuego con pagos atrasados. No hay previsibilidad, no hay sustentabilidad y no hay señales de reforma estructural. Solo una lógica de crisis permanente que deja a los afiliados rehenes y a los profesionales como bomberos de un incendio que no provocaron.
La mesa de diálogo anunciada puede ser un gesto político, pero si no hay decisiones de fondo será apenas eso: un gesto. La salud provincial hace tiempo pide algo más que comunicados conciliadores; exige sinceramiento, financiamiento real y un modelo de relación con los prestadores que deje de depender de la tensión y el desgaste. Porque mientras los comunicados hablan de “tranquilidad”, “diálogo” y “acuerdos”, la realidad muestra otra cosa: un sistema que funciona gracias al esfuerzo de los profesionales, que se sostiene con pagos tardíos y que estalla públicamente cada vez que los números no cierran.
La tregua está firmada. Pero la paz todavía no llegó.


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