La ex ESMA en la mira: la propuesta de Cúneo Libarona de trasladar fiscalías desata alerta en Derechos Humanos

Una reciente propuesta del ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, ha encendido las alarmas en el ámbito de los derechos humanos y la memoria colectiva argentina. Se habla de la posibilidad de que fiscalías que hoy operan en distintos puntos de la ciudad se centralicen en este lugar.

La idea de trasladar dependencias judiciales, específicamente fiscalías, al predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), hoy Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, ha generado un fuerte repudio y una advertencia unánime sobre la desvirtuación de un símbolo fundamental de la historia argentina.

La iniciativa de Cúneo Libarona, aunque aún sin detalles precisos sobre qué fiscalías se mudarían y bajo qué modalidad, plantea la utilización de parte del extenso predio de la ex ESMA para fines que él considera "de la Justicia". El argumento esgrimido sería la búsqueda de mayor eficiencia, ahorro de recursos y la "despolitización" de un espacio que, según su visión, podría tener un uso más "funcional" para el Estado.

La controversia no es menor y se asienta en el profundo significado histórico y simbólico de la ex ESMA. Durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983), este predio funcionó como el mayor centro clandestino de detención, tortura y exterminio (CCDTyE) del país. Miles de personas fueron secuestradas, torturadas y desaparecidas allí, convirtiendo el lugar en un emblema del terror de Estado y del genocidio planificado.

Un análisis riguroso de interpretación

Desde la perspectiva de los derechos humanos, la propuesta de Cúneo Libarona es vista como un grave avasallamiento a la memoria de las víctimas y un intento de despojar al Espacio de su esencia como sitio de recuerdo y testimonio.

Principalmente por que desvirtúa el Sitio de Memoria ya que el predio de la ex ESMA fue recuperado por el Estado Nacional y declarado Sitio de Memoria en el marco de una política de reparación y preservación de la memoria histórica. Su función es educar, recordar y promover los derechos humanos, no albergar funciones administrativas judiciales.

Introducir otras actividades es percibido como un intento de "normalizar" o "banalizar" el espacio, una falta de respeto a las Víctimas. Para los sobrevivientes, familiares de desaparecidos y organismos de derechos humanos, ver fiscalías en el mismo lugar donde se planificaron y ejecutaron crímenes de lesa humanidad es una afrenta directa. La justicia, que debe impartirse con apego a los derechos humanos, estaría utilizando un lugar de la ignominia para fines funcionales, ignorando su carga simbólica.

Actualmente, el contexto político abre el debate dando como válidos los cuestionamientos a la Memoria. La propuesta no se da en un vacío y de manera aislada. Se inscribe en un contexto político donde voces oficiales, incluyendo a la propia Vicepresidenta Victoria Villarruel, han planteado una "revisión" de la historia de la dictadura y han cuestionado la cifra de desaparecidos, la validez de los juicios de lesa humanidad y el concepto mismo de los Sitios de Memoria.

Esta propuesta se interpreta como un paso más en esa línea de negacionismo o minimización de los crímenes de lesa humanidad. Tal actitud podría establecer un precedente peligroso para "reutilizar" Sitios de Memoria para otros fines, lo cual podría abrir la puerta a que otros espacios con la misma carga histórica sean objeto de iniciativas similares, erosionando la política de memoria, verdad y justicia construida durante décadas.
 
Más allá de su viabilidad o implementación, la mera propuesta del ministro Cúneo Libarona revela una profunda desconexión o un deliberado desafío a los consensos sociales y legales construidos en torno a la ex ESMA como un símbolo innegociable de la lucha por los derechos humanos. Para los organismos, la Justicia debe ser la garantía de esos derechos, y no un actor que desdibuje el significado de un lugar que recuerda el horror del que ella misma debe proteger a la sociedad. La batalla por la Memoria, la Verdad y la Justicia parece abrir un nuevo frente en el corazón mismo del Espacio para la Memoria.