Populismo cambiario en dólares: la “pax” preelectoral costó USD 25.000 millones

Política26/10/2025 Política y economía electoral
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Un informe de economistas cercanos al peronismo —difundido por LPO— sostiene que el Gobierno de Milei “anestesió” el dólar con una artillería de divisas superior a un préstamo del FMI, mientras prepara un ajuste post- comicios. La operación, dicen, fue “coordinada” entre Tesoro, BCRA, ANSES, Banco Nación y hasta con apoyo de Washington.

En la recta final hacia las urnas, el tipo de cambio llegó “relativamente controlado”, pero —según el trabajo citado— a un precio monumental: unos USD 25.000 millones. En Brasil le llaman “populismo cambiario”; aquí, los autores del informe lo rebautizan con ironía: “el plan platita del populismo liberal-libertario es con dólares”. La tesis de fondo es política: comprar calma cambiaria hoy, trasladar el costo social y fiscal a mañana.

El detalle de las intervenciones pinta el cuadro. En las últimas 30 ruedas, se habrían vendido USD 5.500 millones en el spot (dato difundido por el economista Amílcar Collante). El Tesoro explicó USD 2.041 millones, con caída de depósitos cercana a USD 2.000 millones desde agosto; el BCRA puso otros USD 1.698 millones, entre ventas directas y jugadas con bonos. A la mesa se suma el Tesoro de Estados Unidos, que —según estimaciones privadas citadas— inyectó unos USD 2.500 millones repartidos entre el mercado oficial y el CCL. Y, por vía indirecta, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de ANSES, el Banco Nación y otros organismos habrían operado por cerca de USD 480 millones en hard dollar y coberturas dólar-linked.

La otra pata fue sectorial: una liquidación “extraordinaria” del agro por USD 7.000 millones tras una baja temporal de retenciones que, de acuerdo al informe, funcionó más como transferencia a grandes cerealeras que como estímulo productivo. El costo fiscal estimado: USD 1.500 millones. “Se desayunaron la cena: adelantaron dólares que iban a necesitar después. Todo para llegar a octubre”, dispara el documento.

La ingeniería financiera no terminó ahí. El BCRA habría montado un “festival” de futuros: la posición vendedora trepó a USD 6.844 millones a fin de septiembre, es decir, USD 3.563 millones más en apenas dos meses. Cuando esa cuenta rozó el límite informal de USD 9.000 millones, dice el texto, comenzó la lluvia de bonos dólar-linked “como fichas de casino”: un stock cercano a USD 8.000 millones entre colocaciones del Tesoro (USD 2.800 millones en licitaciones quincenales) y ventas secundarias del Central por entre USD 4.000 y USD 6.000 millones.

El informe también pone nombres propios a la “puerta de salida”: sostiene que la estabilización ad hoc permitió “recortar pérdidas y salir” a financistas como Rob Citrone, de vínculos con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y con el Gobierno argentino. De nuevo: una lectura política sobre quién paga la cuenta y quién aprovecha la ventana.

La conclusión empalma macro y campaña: hubo devaluación cercana al 40% pese al operativo de contención, se usaron dólares hoy —públicos y externos— para comprar quietud hasta la elección, y el choque con la realidad llegaría después. El remate del paper toma una frase de archivo: “Hace un año, Pablo Quirno decía que si el mercado no licitaba bonos dólar-linked era porque no había riesgo de devaluación. ¿Ahora que licitan y adjudican masivamente, será porque habrá un salto cambiario?”.

En términos políticos, el mensaje es nítido: la “pax” no es gratis. O se paga con ajuste, o con nuevo salto del dólar, o con ambas. Y ese es, precisamente, el plebiscito tácito que se juega en las urnas: ¿quién administra el día después de quemar las naves?
 
 
 

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