Bizarro: un precandidato a diputado nacional se pone un casco de mercenario

En épocas de elecciones son temas de conversación las estrategias de marketing y los famosos spot publicitarios de los candidatos. Música, vestimenta, idea central, texto, voz, todo conforma un mensaje para una audiencia determinada, inclusive aquello que es bizarro.

20/07/2023 Redacción
pinorocha

En épocas de elecciones son temas de conversación las estrategias de marketing y los famosos spot publicitarios de los candidatos. Música, vestimenta, idea central, texto, voz, todo conforma un mensaje para una audiencia determinada, inclusive aquello que es bizarro.

Es el caso del presidente del Comité Capital del Partido Renovador de Salta, Pino Rocha Alfaro, y precandidato a diputado nacional en Juntos por el Cambio. Alfaro aparece en un spot de 13 segundos con un paisaje detrás que hace alusión a Tatooine, el hogar del joven Anakin Skywalker, el personaje de Star Wars, que primero se enfrenta al imperio para luego formar parte del mismo.

El precandidato expresa: “aunque el imperio contraataque, yo voy a llegar al congreso nacional, siempre y cuando vos y la fuerza me acompañen”.

Mientras dice el pequeño speech, Alfaro se saca la gorra y aparece un casco junto con un láser de Jedi, el arma que utilizan los guerreros en la famosa saga de ficción.

Ahora bien, lo curioso es que el casco que usa el referente del partido Renovador no es de alguien que se enfrente al imperio, sino del Mandaloriano, un guerrero mercenario que lucha por dinero.

El Mandaloriano tiene lealtad por su pueblo, pero no por el Imperio ni mucho menos por los Rebeldes. Su rol en la saga de George Lucas es la de cobrar una fortuna para atentar contra diferentes personas, como en el tercer episodio de la saga, cuando Jango Fett, un mandaloriano, es contratado para asesinar a la reina Padme.

No sabemos si Rocha Alfaro sabe quiénes son el Mandaloriano, Jango Fett, la reina Padme o Anakin Skywalker, lo cierto es que ya no importa nada cuando el único objetivo es querer trascender por el ridículo y no por las ideas y propuestas.

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