Nora Cortiñas, ¡Hasta siempre compañera, faro imprescindible!

03/06/2024 Dr. Martín Plaza
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El pasado jueves dejó este mundo Norita Cortiñas, Madre de todas las luchas. Es difícil poder poner en palabras el hueco que deja su partida para quienes somos militantes de los derechos humanos, para todos y todas aquellos que soñamos con un mundo más justo, menos desigual.

Creo que Norita fue y seguirá siendo un faro imprescindible. Siempre estuvo en cada conflicto donde se vulneraron derechos de algún sector desventajado. Creo que de lo más importante a destacar es que Nora fue esa Madre de Plaza de Mayo que pudo realmente con su ejemplo cotidiano demostrar que la agenda “tradicional” de Derechos Humanos necesitaba reactualizarse constantemente. 

Me detengo un poco en este punto. Cuando digo la agenda “tradicional” me refiero a la consigna vertebral que dio origen al movimiento de derechos humanos más grande de la región, que es Memoria Verdad y Justicia pensada en un horizonte de construcción de una sociedad más democrática reflexionando desde el horror que padecimos en la última dictadura cívico-militar. 

En ese aspecto, con el transcurso de los años, las demandas de los organismos de DDHH fueron ampliándose del ya tradicional e histórico “Juicio y castigo” a otras demandas de distintos sectores vulnerabilizados cuyos reclamos siguen siendo invisibilizados y postergados por esta reciente democracia.

Esto último, fue consecuencia de la histórica lucha de los organismos de DDHH y la decisión política de llevar adelante los procesos de juicios de lesa humanidad contra los principales responsables del terrorismo de estado en nuestro país. Si bien muchos represores murieron sin condena, si bien aún hay más de 400 nietos apropiados sin ser encontrados, si bien seguimos sin poder encontrar el destino final de esos 30.000 desaparecidos, los juicios realizados, las condenas arribadas, en los distintos puntos del país, permitieron que el proceso de la marcha del 24 fuera dando lugar, como se dijo, a otros sectores con sus respectivas reivindicaciones para que la consigna del “Nunca Más” también se configure como una eslogan que permita pensar la posibilidad de un presente con mayor justicia para todos y todas.

En esa dirección, dentro de los organismos existió (y existe aún) un debate constante de como se reactualiza esta agenda, cuales son las “nuevas” banderas que merecen prioridad y cuales reivindicaciones son impostergables para conseguir una mejor democracia.

En ese sentido, Norita, incluso siendo una Madre que hasta el día de la fecha no pudo saber que pasó con su hijo, siempre estuvo acompañando las principales luchas de los sectores más vulnerabilizados.

Siempre dio visibilidad a aquellos y aquellas a quienes, incluso en los sectores más progresistas, muchas veces pasan inadvertidos.

Norita sabía que su presencia siempre potenciaba y le daba mas resonancia a aquellas voces que nadie quiere escuchar. Por eso la vimos acompañando a las organizaciones indígenas que marchaban de Santa Victoria a Salta, por eso la vimos acompañando a las mujeres mapuches reprimidas en Bariloche, por eso la vimos acompañando a cada organización indígena que como podía llegaba a plaza de mayo para reclamar por sus territorios.

Podrían escribirse libros enteros de todas las reivindicaciones y de todas las luchas que acompañó Nora, porque no paró nunca. Y para quienes militamos por los Derechos Humanos, sabíamos que, si Nora estaba en algún reclamo, había que prestarle atención, había que formarse e informarse de eso que estaba pasando.

Norita es el ejemplo de lo que es ser un cuadro político “integral”. Por eso la denominaron con tanta razón la “Madre de todas las luchas”. 

Cuesta mucho para la militancia social que proviene de las cercanías al puerto de Bs. As. conocer y reclamar por las grandes injusticias que padecen hace décadas los sectores más desprotegidos de las provincias del interior, por eso muchas veces vemos la ausencia de nuestros principales reclamos en los grandes medios de Bs. As. Por eso Nora, era imprescindible, fue la histórica portavoz de esos nadies que valen menos que la bala que los mata.

Nos deja un legado inconmensurable, y la responsabilidad histórica de continuar ese camino de lucha irrenunciable por un mundo mejor, junto a los últimos y últimas de la fila, siempre.

¡Hasta siempre compañera, faro imprescindible!

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