La rosK de Sáenz: fueron opositores y ahora llegan al Grand Bourg

“Hay que endurecerse, sin perder jamás la cintura”, afirman los progres locales o devenidos en peronistas nac&pop en su afán de encajar la teoría con la práctica, actualizando la vieja frase del médico guerrillero Ernesto ‘Che’ Guevara, que tanto inspira a estos militantes puritanos.

18/12/2023 Redacción
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Endurecerse, porque los tiempos inaugurados de mileicismo lo ameritan y, en esa línea, el discurso será de rebelión; y con cintura política, sí, porque en Salta gobierna Gustavo Sáenz, un armador de aquellos que con la rosca y el entrismo, supo construir un vínculo fuerte que, ahora alejados de las elecciones, empieza a mostrar sus hilos. Sin embargo, para ser justos, algunos renovadores también se justifican aduciendo que son “PARES”, como supieron llamar al espacio durante el urtubecisimo, y los radicales cantan “¡que se doble y no se rompa!”, como para ser justos con el transversalismo saencista que predomina en estos tiempos.

Es temprano en Grand Bourg y nada más ni nada menos que el gran Ricardo Villada los recibe, con los brazos abiertos y algún chiste para pasar la incomodad. Allí, haciendo fila, con el cupón que valida cómo jugaron para las elecciones, esperan su turno para canjear -o realizar un truque, mejor dicho, ahora que volvieron a estar de moda los ’90-, la coherencia ideológica, la dignidad política o la ética partidaria por un escritorio, un sello y una lapicera. Cristina Fiore, Mario Mimessi, Tane Da Souza y -algunos otros que esperan su momento para aparecer en escena- hacen fila, se miran de reojo y luego, pasan a hacer el canje. A pesar de las diferencias ideológicas y políticas, a todos los une un factor común: hicieron posible la victoria de Gustavo Sáenz.

Rebobinando a mayo

Todo comenzó en las elecciones provinciales. La estrategia de eliminar las PASO, tener dos frentes y que contengan la mayor cantidad de espectros ideológicos y políticos, era el truco que presumía el gobernador para su victoria, como haciendo magia con las manos, aunque el As bajo la manga era otro. 

El error era pensar que Juntos por el Cambio jugaba de opositor. Si bien nucleó a los partidos de la UCR, el PRO y el Frente Plural; basta constatar con lo ocurrido en las nacionales, cuando en la lista de candidato a diputado nacional de Miguel Nanni le encajaron nada más ni nada menos que a la secretaria del gobernador, Eugenia De Vita, y en la lista opositora, a la macrista Inés Liendo con el presidente de REMSa, “Beto” Castillo

Los que trataron de consolidarse como oposición, fueron los del frente Avancemos, que llevó de candidato a Emiliano Estrada y donde se aliaron el Partido de la Victoria, Ahora Patria y otros esquemas más chicos como el MPU de Nora Giménez. La idea era imitar el “alto menjunje -como supo escribir en sus redes Villada al otro día de oficializado el espacio-.

La propuesta, apostar por ser una fuerza opositora al imperio de Sáenz por fuera de las diferencias ideológicas -tal como hace el gobernador en su gobierno-. Allí hubo distintas figuras que le daban peso al esquema, tal como fue la renovadora y diputada provincial Cristina Fiore, quien ¿oh, casualidad?, a los días se bajó del armado y escondió la cabeza hasta hace unos días, cuando asumió como ministra de Educación ¿Qué tal?

No hay que ser ingratos con los que abandonaron el barco antes. Gonzalo Quilodrán, presidente del ENACOM, quien con Pamela Ares, buscaban ‘apadrinar’ al campo nac&pop en 2021 como el matrimonio hegemónico y progresista, siendo opositores hasta unos meses antes, luego se sumaba al oficialismo provincial, justificándose en la alineación del PJ local con el nacional. Al final, de ‘Quilo’ solo sirvió su estructura partidaria Representar, para que se presentaran todos los que se quedaban sin partido para disputar -como Guillo Kripper, Gustavo Farquharson e Inés Bennasar-,y su cago en ENACOM para hacer negocios con las licencias de medios de comunicación y radios, de Capital y el interior, dejando bastante de lado todo eso de lo “nacional y popular” que agitaba con los dedos en V.

Y ya que hablamos del interior, qué espacio interesante para ver la política salteña con una lupa. Allí hace rato Gustavo Sáenz rompe y suma, rompe y suma. Por citar algunos ejemplos: en Rosario de la Frontera sumó a Gustavo Solís, intendente que se la daba del Frente de Todos y su senador Javier Mónico; en Anta se llevó a la entonces diputada y ahora senadora Alejandra ‘Betina’ Navarro; en San Martín, la diputada Gladys Paredes, elegida vicepresidenta segunda en Diputados, y el senador Manuel Pailler, lo que sería la antesala de los diálogos con Franco Hernández Berni, intendente por San Martín que en las nacionales, desconociendo a su partido el PV, donde nació durante la gestión del Oso Leavy, militó para el saencista Pablo Outes. En retrospectiva, tan invisibles no eran los hilos.

En esta línea, golpe bajo recibió Leavy, cuando un sector del PV lo traicionó y se fue. Aunque en el discurso se justificaron en lo intolerante de aliarse con los olmedistas, las diferencias venían desde antes por disputas de poder al interior del partido y una línea de dirigentes que se quería aliar con Sáenz, que ya les venía susurrando al oído las mieles de la cercanía al Estado. Laura García, Osvaldo “Mono” Sánchez, Iván Mizzau y Liliana Borelli se inscribían en esa línea y con la directiva del gobernador se sumaron al frente fantasma “Entre Todos”, que lo llevaba a Walter Wayar como candidato a gobernador y al oranese Mizzau como vice. Y si no era evidente, además adhirió el partido Igualar de los Godoy, donde Lucas fue candidato y “Luchi” Acedo Salim dueño, en los papeles, de los bingos de la provincia, candidato a intendente, hoy compitiendo en las elecciones de Gimnasia y Tiro. No hay que perderle de vista el paso a estos últimos, que llaman a Casa de Gobierno preguntando cuando les toca ir.

Y llegó oktubre

Finalmente, pero no menos importante, está el super invento isista de Mauro Sabbadini: Felicidad. Sin reparo alguno, llenándose la boca para hablar de lo políticamente correcto, la ética y la moral política, los principios y valores, los del partido naranja jugaron a romper sin siquiera inmutarse. En las provinciales, lo llevaron al propio Sabbadini a gobernador acompañado por la periodista Jimena Loayza, quien se declaró libertaria y hasta estuvo festejando en el búnker de La Libertad Avanza.

Pero en las nacionales, citando los mismos pretextos, se volvieron a cortar solos, y candidatearon a la delegada de la Secretaría de DDHH María Morales Miy a diputada nacional, obteniendo un mínimo porcentaje de votos; sin embargo, los suficientes para haberle dado la victoria a la lista de Jesús Ramón “Rana” Villa y Verónica Caliva, la lista K en la interna de Unión por la Patria. Touché: esa es la carta bajo la manga de Sáenz, solamente en esa postal se justifica toda la estrategia de atomización y entrismo a lo espacios políticos que no lo militan -por lo menos, evidentemente- a este oficialismo provincial ¿Qué hubiera sucedido si tan sólo Felicidad no rompía con el resto del campo nac&pop? ¿Le podrían haber ganado a Pablo Outes y Yolanda Vega? En términos de números, sí. En términos reales…”

"Se acercan tiempos difíciles", dijo Sáenz en su discurso de jura el 10 de diciembre. Hoy, a una semana, llegó el paquete de medidas económicas que adoptará Salta para mantener “equilibrio fiscal”, y abarcan desde retiros voluntarios hasta el corte de la canilla a los municipios -ya dijimos, los ’90 volvieron a estar de moda-. Y en el afán de este gobierno provincial en su segundo mandato de acomodarse, son dos las figuras que buscarán darle la impronta para naufragar durante el gobierno de Milei: Ricardo Villada y Sergio Camacho.

Villada conduce la ambulancia de los heridos, aunque no hay lugar para todos, y con tranquilidad, lo recibe en su camioneta de heridos, que al parecer, también sufrirá recortes –la estrategia del 2019 de contentar a todos los amigos con un cargo de gobierno, esta vez, no se va a poder-. Camacho, no sólo un hombre de experiencia para sobrellevar los timones, sino también, salido de las entrañas de otro actor que, aunque Sáenz pensó que se lo sacó de encima con la derrota de Bettina y la victoria de Durand, resultará imprescindible, como otro puente con el nuevo gobierno nacional: Juan Carlos Romero.

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