Amistad, divino tesoro

El Día del Amigo se celebra cada 20 de julio como una ocasión especial para honrar los lazos que nos unen con aquellos que iluminan nuestras vidas con cariño y camaradería. Es una jornada en la que se valora la amistad en todas sus formas y manifestaciones. Este día nos invita a reflexionar sobre la importancia de tener amigos, esos seres especiales que nos brindan su apoyo incondicional, comparten risas y penas, y están presentes en los momentos más significativos de nuestra existencia.

25/07/2023
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Ph: Inés Lòpez Barros

Por Inés López Barros

El pasado 20 de julio, me despertó el mensaje de un amigo que, a pesar de la distancia, me saludaba muy afectuosamente por el Día del Amigo. Digo "a la distancia" porque hace unos meses emigró a Palma de Gran Canaria, en España.

Con Javi nos conocemos desde los 13 años y es una de esas amistades que se vuelven como hermandad. A pesar de no vernos con frecuencia, valoramos todo lo compartido y la confianza entre nosotros.

No quise dejar pasar el Día del Amigo sin reflexionar sobre lo que significa la amistad para mí. Creo que es el sentimiento más valioso que existe, incluso más que el amor, ya que una relación efectiva para mantenerse a lo largo de los años necesita fortalecerse como una amistad también. Y es cierto que los amigos son la familia que uno elige, pero es fundamental hacer una buena elección.

A los amigos los queremos tal como son, y puedo mencionar el ejemplo de mi amigo Javi. Siempre fuimos muy diferentes, con ideas políticas, religiosas y valores distintos, y sin embargo, nos aceptamos y apreciamos en todas esas diferencias sin tratar de cambiar al otro. Además, a lo largo de estos años, la vida nos ha llevado por diversas situaciones, como casamientos, hijos, divorcios, profesiones, etc., pero nuestra amistad ha trascendido todo lo acontecido a nivel personal. Es importante destacar que también se trata de una amistad entre un hombre y una mujer, que siempre genera controversia y hay quienes sostienen que no existe. Pues si!, yo soy del “team” que por experiencia propia sabe que si. 

Realmente es un cariño fraternal, somos amigos como hermanos.

Aunque este año me encuentre alejada de algunas personas que considero valiosas y grandes amistades, esta fecha me enseña sobre la importancia de valorar una amistad.

Sin romantizar a "los amigos, amigas, amigues", realmente los considero importantes y valiosos, tanto como para no romper un vínculo de amistad debido a enojos momentáneos. Si eso sucediera, significa que una de las partes no comprendió el valor del vínculo. Creo que a los amigos se les brinda el amor más auténtico y claro, como el que tienen  los gatos: los queremos como son, o no los queremos en realidad.

A lo largo de los años, he aprendido algunas lecciones de personas a quienes la vida me ha dado el privilegio de cruzar en mi camino y compartir experiencias personales, especialmente acerca de la amistad. Aquí comparto algunas de esas lecciones:

De un exjefe y persona a quien admiro mucho, alguien que maneja cargos de poder, aprendí que con los amigos no se pelea, discute ni se enoja por dinero. Si él puede ayudar a un amigo en un momento de dificultad, lo hará sin esperar una devolución, sin enojarse si eso no sucede. Él está ayudando a su amigo, y no es un prestamista ni un banco que otorga ayuda bajo ciertas reglas. Si él no está en condiciones de ayudar, simplemente no lo hará. Pero si lo hace, será sin esperar nada a cambio. Si la otra parte devuelve en tiempo y forma, es lo de menos.

De una amiga, talentosa actriz que vivió varios años en esta querida provincia pero es de la gran ciudad, aprendí que un amigo puede acompañar en los momentos de dolor, pero no hacerse cargo de ese dolor. Además, ese acompañamiento también está limitado a sus posibilidades, no a lo que uno desee que sea de una determinada manera.

De mis amigas de la infancia, aprendí a dar tiempo. No siempre vamos a poder ser parte de la vida del otro, pero en el sentimiento podemos estar eternamente unidos, si cuidamos el trato y la tolerancia hacia el otro.

De mi experiencia propia, aprendí que con los amigos sinceros, no existe la eternidad de los enojos. El enojo es como una tormenta que puede venir por determinadas circunstancias, y está bien que así sea, pero después, con el tiempo, se disipa y podemos ver las cosas con más claridad cuando el aire se asienta.
Hay gente a la que quiero para siempre, aunque ya no compartamos este tránsito de la vida.

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