Divide y vencerás: Los docentes se reorganizan frente a la dilación del gobierno

Te hablo, no te hablo. Te respondo, te ignoro. Te convoco, te cancelo. Te escucho, pero no te entiendo, lo dejemos para la próxima. Los recursos con los que cuentan los gobiernos a veces no tienen que ver con las grandes estructuras, ni estrategias, sino con comprender cuestiones básicas de las vinculaciones humanas y cómo hacer para que un grupo se rompa. Hoy los autoconvocados sin referentes gremiales que los representen; sin medios nacionales que permitan romper el cerco mediático, que impide que la situación local trascienda; sin una oposición política al oficialismo provincial que efectivamente intervenga; sin organismos o instituciones que velen por ellos, parecen no tener nada más que un conjunto humano que sostiene con cuerpo la lucha: en huelga, en corte, en reclamo ¿Pero qué pasa si ese colectivo humano se rompe? Es tan sencillo como esparcir un rumor, como tener un infiltrado, como confundir a los de adentro, como agrietar. Divide y vencerás.

El fin de semana una amplia Asamblea Provincial Docente copaba Campo Quijano. Allí se ponía en discusión el acta acuerdo que los delegados departamentales, junto a diputados, senadores y el vicegobernador Antonio Marocco había llegado el día viernes, después de una semana de intensos cortes de ruta en la bautizada “ruta del litio”, la 51, que obligó al gobierno provincial a correr de escena a los ministros que iban encauzando la respuesta provincial -Dib Ashur, Cánepa y Villada-, para redefinir la estrategia para terminar con el conflicto, que ya no sólo se metía en las aulas de toda la provincia, sino en sus bolsillos, a través del negocio de la minería. 

Aunque era explícito que la docencia debía respaldar en Asamblea, los medios de comunicación y voceros del oficialismo instalaron que, por fin, el conflicto había llegado a su fin. Marocco y los legisladores se instalaban como los grandes mediadores del conflicto, y aseguraban con vehemencia que resolvieron las diferencias con los autoconvocados a través de la política. Un clima de que todo confluía hacia el final del paro comenzaba a palpitarse. Desorientados o confundidos por los mensajes que unidireccionalmente la dirigencia política y los medios replicadores instalaron en la opinión pública, el retorno a las aulas parecía ser un hecho. En gran parte, lo fue, cuando el retorno a las escuelas fue notorio, después de cinco semanas de paro por tiempo ininterrumpido.

No es una propuesta, es un compromiso político

Ni con palos o juezas represoras, ni con indiferencia del gabinete, ni con castigos como los descuentos o la ley antipiquetes. El conflicto se resuelve con diálogo político, del genuino, cuando se pueden sopesar respuestas y dialogar de igual a igual. Aunque cierto sector del gobierno respalda su rol en la reunión del viernes, hasta llegando a refregarle a la triada de ministros mencionadas anteriormente, de su acta como la seña de la victoria, no toda la docencia cantó victoria.

Si bien el fin de semana se exigió que se derogue la resolución ministerial 159, la que establecía que los contenidos debían devolverse los días sábado, y que se ratifique como resolución el acta acuerdo del viernes, que confirmaba que cada docente se encargaría de una planificación para la recuperación de los contenidos por días de paro; la publicación de la resolución 163 dejó sabor a poco. Ocurre que pronto advirtieron que lejos de ser una propuesta concreta al conflicto, era un compromiso político y de palabra escrita en un papel.

El acta resaltaba entre sus principales puntos, aparte del ya mencionado sobre la recuperación de contenidos, que se reverían aumentos para ítems y puntos específicos -como zonas desfavorables, códigos y titularizaciones “con el objetivo de llegar a la canasta básica”- y además, que se presentarían proyectos de declaración, y se establecía el 26 de junio como la próxima fecha como reunión. Asimismo, se ofreció asesoría jurídica para los 19 imputados luego de la represión en el ex peaje Aunor.

Lo que algunos vieron como un principio de diálogo con el gobierno, otros lo vieron como la nada misma. En resumen, asesorados por abogados y por docentes que estudiaron en profundidad la polémica acta acuerdo, un grupo de maestros señaló que no se definió un aumento del salario básico, ni el sobreseimiento de los 19 detenidos, ni una resolución ministerial y hasta se firmó por dilatar la lucha al 26 de junio. Además, docentes advirtieron que la resolución 163 que se emitió este lunes, implicaría desconocer el derecho a huelga, y por el contrario, oficializa el plan de recuperación de contenidos.

En respuesta, después de denunciar que la asamblea de Campo Quijano fue “aparateada” y que no fue lícita y reorganizaron las representaciones departamentales, y aunque muchos delegados autoconvocados llamaron al retorno a las aulas, un grupo convocó a reorganizarse y a seguir sosteniendo las dos medidas principales: el paro y el acampe en la Puna salteña. Desde allí realizan cortes de manera intermitente y apuestan a volver a movilizar a la docencia salteña en su conjunto, votando a nuevos delegados autoconvocados y sin olvidar en petitorio que, entre tantos, exige llegar a la Canasta Básica Familiar. De hecho, circularon audios del delegado departamental de General Güemes, que participó en la firma del acuerdo, donde reconoció ser amigo del vicegobernador Antonio Marocco y de gestionar la reunión.

Conociendo la fibra sensible de este gobierno, la ruta del litio, los docentes en lucha cuentan con esto como punto a favor para fortalecer los cortes de ruta. Pero apostando al desgaste, a quebrar desde adentro y a desinformar a través de los medios, el gobierno advirtió el punto fuerte de los autoconvocados: el cuerpo organizado. Salta tomó el guante y la iniciativa de lucha, que replicó en la docencia de Jujuy, y ahora tiene su episodio en numerosas provincias del país. Hartos de mediadores sin poder, desde Rodrigo Monzo y Adriana Saravia, hasta Frida Fonseca y Jorgelina Bellagamba, quienes en vano se acercan a conversar con pocas herramientas para resolver el conflicto, docentes autoconvocados siguen firme con el pliego y no quieren a cambio actas firmadas entre gallos y medianoche.