UNSa: un primer mes de gestión marcado por la herencia de un déficit millonario y la apuesta por la transparencia

En sus primeros treinta días al frente de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), el equipo rectoral encabezado por el rector Mg. Miguel Nina y la vicerrectora Dra. María Rita Martearena decidió romper con la opacidad que suele envolver a las instituciones públicas y presentar un diagnóstico crudo, sin maquillajes, sobre el estado real de la casa de estudios.

El informe que hicieron público no solo revela un escenario financiero alarmante, sino también una serie de irregularidades administrativas que dejan al descubierto la gravedad de la herencia recibida. El déficit financiero de la UNSa supera los 950 millones de pesos, un número que no puede soslayarse ni minimizarse. De esa deuda, un 60% se atribuye a problemas administrativos heredados, mientras que el 40% restante responde a decisiones y medidas implementadas por el Gobierno Nacional.

Más allá del déficit, la situación contractual y operativa también refleja la complejidad del panorama. La universidad mantiene 275 contratos vigentes, heredados de la gestión anterior, de los cuales solo se continuaron 174. Importante subrayar que no hubo despidos, sino que las finalizaciones de contratos obedecieron a los plazos establecidos por la administración previa. Sin embargo, la revisión detectó irregularidades serias: personas sin funciones asignadas y pagos realizados sin contratos formales, solo con facturas presentadas, un cuadro que evidencia falta de control y posible uso indebido de recursos.

La problemática no termina allí. En materia de rendición de cuentas, la extensión universitaria tiene un pasivo de 81 millones de pesos sin justificar, de los cuales 60 millones están vencidos desde 2022 a 2024, un dato que pone en tela de juicio el manejo de fondos destinados a proyectos claves para la vinculación con la comunidad y la formación integral.

Otro capítulo preocupante fue la gestión del presupuesto en comunicación institucional. Según el informe, mediante la Fundación Fundaltes se pagaron 15 mil dólares por un sitio web que jamás funcionó, un costo que quintuplicó el valor de mercado estimado en 2.800 dólares. Además, se destinó más de 69 millones de pesos en pautas publicitarias que, curiosamente, no fueron utilizadas en ninguna estrategia comunicacional por parte de la UNSa.

Ante este panorama, la actual gestión enfatiza su compromiso con la transparencia y la legalidad. Más allá de la crítica situación financiera y administrativa, el equipo rectoral reafirma la decisión de continuar informando a la comunidad universitaria y a la sociedad con responsabilidad y claridad, y anuncia la realización de una auditoría integral para poner luz sobre cada rincón de la institución.

Este informe inicial es un llamado de atención y un punto de inflexión. La Universidad Nacional de Salta enfrenta un momento clave, donde la rendición de cuentas no es una opción, sino una obligación para restaurar la confianza y construir un futuro sustentable.