El amague como táctica para recibir transferencias

La política, a veces nos ofrece situaciones que desafían la lógica y parecen sacadas de un burdo guión de ficción. Tal es el caso de la postura aparentemente beligerante del gobernador Gustavo Sáenz frente al gobierno nacional, una posición que, si se examina con detenimiento, revela más un acting que otra cosa. 

Las expresiones recientes de Sáenz, en las que reafirmó su negativa a "arrodillarse" ante nadie, o dicho precisamente solo ante el Señor y la Virgen del Milagro", y su compromiso de "no traicionar" a la provincia, pueden parecer un acto de valentía solo para un desprevenido. 

Entre los dichos y los hechos, hay un largo trecho dice el dicho. Y Luis Juez expresó una verdad que dejó al desnudo a Gustavo: "no hace falta que te arrodilles si estás cuerpo a tierra", dijo el senador cordobes en el programa de Fantino sugiriendo la inverosímil narrativa de jugar a ser caudillo federal.

Las apariencias engañan. Horas después de actuar a los gritos en Salta con un encendido discurso, se conoció que la provincia era sede de una cumbre de mandatarios con la presencia del ministro del Interior, Guillermo Francos, con la intención de disciplinar la tropa. Si bien su oportunismo es tal vez su cualidad más destacada quedó muy al descubierto y tal como lo advirtió el legislador cordobes se tiró cuerpo a tierra.

Recordemos que tras el triunfo de Milei, fue a Buenos Aires y prometió “darles herramientas y colaborar con el Gobierno nacional”. Luego en el parlamento sus legisladores renunciaron al bloque Unidos por la Patria y crearon Innovación Federal. Tras el fracaso de la Ley Ómnibus en la Cámara de Diputados, fue acusado de traidor por redes sociales.

Posteriormente salió eyectada Flavia Royón como secretaria de Energía. Paso siguiente, Sáenz pidió más “diálogo y respeto”. Milei, por su parte, volvió a cargar contra los gobernadores y aseguró eran unos extorsionadores. Redobló la apuesta quitando subsidios y eliminando el Incentivo Docente.

Todo eso motivó a Sáenz a ponerse el ropaje de Guemes y a elevar su tono con un mensaje a Buenos Aires: “No nos vamos a arrodillar. Acá no hay traidores, no hay mentirosos. Acá hay gente de bien que está pagando las consecuencias de muchos”, dijo.

El jueves 15 se quedó roncó de tanto gritar y el 16 apareció siendo el anfitrion de una mesa con los gobernadores con el fin de poner paños frios. Como un boxeador que actua como si estaría peleando y abraza cada tanto a su oponente.